Por J. F. Merladet, analista politico
OBIANG Nguema, uno de los hombres más ricos del mundo que lleva exactamente 32 años en el poder, debe de estar muy preocupado por lo que está pasando en varios países árabes con otros colegas que también llevaban una generación enriqueciéndose al mando. Probablemente tema que le puedan hacer lo mismo que él hizo tras dar un golpe de Estado con su tío y antecesor en el cargo el también siniestro Francisco Macías Nguema, al que cuando ejecutaron le arrancaron el corazón para sustraerle sus poderes mágicos. Del aislamiento internacional le ha salvado el descubrimiento de petróleo y la presencia creciente de americanos y franceses. Guinea Ecuatorial es el tercer productor de crudo del África subsahariana (tras Angola y Nigeria) y fue una petrolera la que salvó a Obiang in extremis de un fallido y chapucero golpe de Estado. Pero la población en general y algunos de los pueblos con fuerte personalidad propia presentes en el país como los bubis están ya muy cansados de tantos años de expolio y dictadura en lo que un día se llamó la Perla de África. Y la que ahora es más bien la gran olvidada de África (al menos por los españoles desde que obtuvo su independencia el 12 de octubre de 1968, que no por los franceses) puede pronto volver al primer plano como secuela de la primavera árabe.
El dictador teme que le suceda lo mismo que a otros presidentes africanos, como Mubarak y Ben Ali
Tal vez si su pueblo comienza a organizarse y movilizarse tras las próximas elecciones que todos saben amañadas (antes sería improductivo) ya no venga nadie a rescatar a Obiang, quien según Freedom House y Reporteros Sin Fronteras tiene el peor récord del mundo en materia de derechos humanos emulando al de su propio tío Macías (cuya crueldad e incuria ya había reducido en solo diez años la población del país a un tercio de la que tenía en el momento de la independencia). En caso de revuelta, sería muy impopular mantenerle después de dejar caer a Mubarak y Ben Ali que a su lado parecerían niños de pecho.
Los hechos son durísimos, sangrantes. Y comprobables. El país tiene nominalmente un puesto altísimo, el 28º, en el ranking de renta per cápita del mundo pero cae al puesto 121º en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, ya que el 98% de la riqueza está en manos del dictador y su círculo. El 70% de la población vive con menos de dos dólares al día y la esperanza de vida es de 43 años en un país en el que se empezó a explotar una ingente reserva de petróleo ya en 1996 y que actualmente exporta 500.000 barriles de crudo al día. En medio de la desidia general y sobre todo la de la antigua potencia colonial se dice que el clan del Jefe ha suprimido, desde que asumió el poder, el 10% menos sumiso de una población muy pequeña, apenas un millón, que habita uno de los países más pequeños de África. Aunque ya no se den las grandes masacres de hace años por mor de las apariencias, los informes de Amnistía Internacional y otros organismos subrayan, desde hace años, la práctica estremecedora de detenciones arbitrarias, torturas, apaleamientos y muertes en detención.
Las grandes matanzas genocidas ya no están de moda en el mundo pero en Francia se ha producido un gran escándalo cuando sus servicios aduaneros han informado y Le Monde publicado hace días que mientras la población de su país pasa necesidad el hijo y heredero del dictador Teodoro Obiang Nguema de 41 años trajo de los EEUU solo en noviembre de 2009 la friolera de 26 coches y seis motos de lujo para reexportar a Guinea entre los que se encontraban siete Ferraris, cuatro Rolls, Bugattis, Aston Martins, Porsches, Maserattis, Mercedes y similares por un escandaloso valor declarado de doce millones de dólares. El angelito habría realizado 28 exportaciones de este tipo desde 2008 vía el aeropuerto de Vatry en Marne y en 2010 reincidió adquiriendo solamente dos coches: un Ferrari y un Bugatti por valor de unos dos millones de euros. Pero no todo en la vida son vehículos y para demostrar su buen gusto Teodorín compró en la subasta de los bienes de Yves Saint Laurent, hecha por Christie’s en febrero de 2009, 109 lotes de obras de arte por un monto total de 18.347.952 euros incluyendo una escultura de un hermafrodita en bronce por el chollo de 744.716 euros. Lo curioso del caso, indican los servicios franceses de finanzas, es que los pagos se hicieron por la sociedad Somagui Forestal, empresa forestal que dirigía el joven Obiang, a la sazón ministro de Agricultura y Bosques de su padre «por lo que podría sospecharse la presencia de bienes mal adquiridos». No añadiremos más para no asquear al lector salvo indicar que la profusión de obras de arte se comprende al saber que el chico tiene que amueblar seis residencias por el ancho mundo incluida una en Malibú (California) y otra en la carísima Avenue Foch de París.
El hecho de tener en su contra una instrucción judicial en curso sobre sus «bienes mal adquiridos» tras la denuncia hecha en 2008 por Transparencia Internacional Francia contra tres corruptos presidentes africanos y sus familias: Obiang (Guinea), Bongo (Gabón) y Sassou Nguesso (Congo) no les ha frenado ni inmutado lo más mínimo hasta ahora y el listado de su latrocinio en objetos y coches de lujo como dice Le Monde «da vértigo» y adquiere una nueva dimensión en el contexto de las revoluciones árabes en las que el enriquecimiento de los dictadores ha alimentado la cólera popular.
El 98% de la riqueza del país africano está en manos de Obiang y su círculo de familiares y amistades
No, señor Obiang, de poco le servirá ser uno de los hombres más acaudalados del mundo porque este tipo de excentricidades ya no está bien visto y puede costarle una revuelta popular, un juicio como al avaricioso Mubarak, la persecución por un selectivo tribunal penal internacional como al sudanés Omar Hassan al Bashir o incluso una guerra civil como al inefable Gadafi.
El exministro y expresidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, escribió hace unos meses un duro artículo que concluye indicando su desconcierto porque el mismo día que Mubarak renunciaba al poder José Bono iba a Guinea para asegurar a uno de los dictadores más crueles y corruptos de África que había más cosas que nos unen que las que nos separan y Borrell concluye: «Sería una tremenda tristeza. Lo que nos une a Obiang, aparte de un ya irrelevante pasado colonial, es solo la esperanza de compartir su pastel petrolero, y si eso es más importante que el foso político que nos separa de ese deleznable régimen político, es que realmente no hemos aprendido nada». Por su parte su compañero de partido y también expresidente del PE Enrique Barón me comenta que no se debe dejar de viajar a los países bajo dictadura pues la oposición agradece mucho que no se les olvide, lo mismo que aquí se agradecían las visitas durante la época de Franco. Sin embargo, el viaje provocó un jugoso debate parlamentario entre Iñaki Anasagasti y la ministra Jiménez en el Senado que hubiera sido hilarante si no fuera que estamos hablando de cosas muy serias. En todo caso daba la impresión de que la ministra no sabía dónde meterse, suponemos que por aquello de la vergüenza torera.
La oposición contra Obiang se reunió en una semana de encuentros el pasado junio en Arantzazu. Allí se presentó el 12 de junio un moderado documento conjunto de oposición al régimen dictatorial que padecen, la llamada Declaración de Arantzazu, en la que se reclama el inicio de una transición democrática. Allí también hubo universitarios africanos de otros países que expusieron brillante e idealistamente sobre la necesidad de un verdadero movimiento federal africano que reemplace al fiasco puramente intergubernamental de la Unión Africana de la que, por cierto, ha sido presidente en su última reunión de Jefes de Estado el propio Obiang. Este, tras realizar unas tan costosas y fantasiosas como inútiles y dispendiosas construcciones para albergar la conferencia en la isla de Bioko (la ciudad privada de Sipopo, donde para albergar a los mandatarios de los países más pobres de la Tierra se gastaron unos 500 millones de euros), acabó pidiendo, cómo no, que los problemas africanos se resuelvan por los africanos (los líderes se entiende). Aviso de navegantes, en la anterior reunión fue presidente también por primera vez y posiblemente última en la historia el mismísimo Gadafi. Cuando las barbas del vecino…
Después, los líderes opositores visitaron a los parlamentarios en Madrid y dieron lectura a su documento en el Congreso de España, pero como comentó Josu Erkoreka solo les recibieron algunos de los partidos minoritarios y los dos grandes dominadores de la escena española brillaron por su ausencia. En el acto estuvieron presentes exiliados en España incluyendo los pertenecientes a todas las etnias marginadas por el régimen, como los bubis, los bisios, los igbos o los ndowes. Como Josu remarca con vigor en su blog: «Mientras sus respectivos pueblos padecen la represión y la persecución de un régimen liberticida que en nada tiene que envidiar a los modelos más brutales que registra la historia contemporánea, ellos se ven obligados a asistir, impotentes, a los arrumacos y carantoñas que los países democráticos más avanzados deparan al sanguinario dictador que encabeza el tinglado represivo, a cambio de un lugar preferente en la mesa en la que se reparten las riquezas naturales del territorio».
¿Hasta dónde puede llegar la resiliencia de un pueblo oprimido pero consciente de serlo gracias a los nuevos medios de comunicación? Ya han soportado demasiado: ya apunta la hora de la liberación.
Affaire à suivre, como dicen los franceses.